martes, 1 de diciembre de 2009

BrrrdBd

La reina de espadas
tiene un as en la mano
dispuesta a cortar
los tejidos del azar

Y los brujos creyeron
que podrian controlar
el juego y las trampas
y las cartas marcar

Que vas a hacer pues,
cuando quedés sin semillas en la mano
y con el recuerdo de tu pan.

domingo, 17 de febrero de 2008

17 de Febrero

El azul del mar brillaba a lo lejos, si bien no lo podía ver, sé que así fue. Sí, ese fue un gran día, 17 de febrero, lo podía sentir en el aire. Me decidí a levantarme y salir a dar unas vueltas por el barrio, en busca de nuevas ideas. Verán que era una época muy confusa en mi vida.

"Seguir mis instintos" eso era lo que todos querían que hiciera por aquel entonces, la vieja no paraba de hacer hincapié en ello. Sí, 17 de febrero, ese era el día ideal para hacer un cambio, a fin de cuentas, me decidí a tomar esos estúpidos consejos. Resultó ser un gran error.

En la calle se sentía esa brisa, la que anticipaba la cercanía del otoño. Pero aún así seguía siendo un lindo día veraniego. Me sorprendió no ver a nadie en la calle, pensé que habría una fiesta en la plaza, y con toda razón, era época de carnavales. En otros tiempos me hubiera quedado dando algunas vueltas por las solitarias calles, pero esa vez no, era hora de hacer grandes cambios, terminé encaminándome a la plaza.

Como imaginé, había mucha gente disfrutando esa alegría que suelen dar las grandes fiestas, además que siendo domingo nadie trabajaba, debía estar todo el barrio metido en esa pequeña plaza. Por una vez, intenté ser uno más y me metí a bailar en el corso, fue más divertido de lo que pensaba. Al cabo de un rato me convertí en el centro de atención, y me sorprendió bastante. Bueno, acá es donde todo empezó a salir mal.

Todo el mundo se quedó en completo silencio, mientras, cada vez más, yo sentía que algo faltaba. Al rato escuché un grito, probablemente de esa vieja de al lado de casa, que malgastaba su tiempo metiéndose en la vida de los demás (y no la culpo, si yo tuviera 70 años haría lo mismo). La cosa es que el grito de "¡Pervertido!" se debió haber escuchado por toda la ciudad. Entonces fue que me di cuenta lo que realmente andaba pasando. Cuando salí de casa me olvidé ponerme los pantalones.

Sí, 17 de febrero, sos un día de mierda.